Reseña: Los elementales – Michael McDowell

¡Hola lectores! La reseña de hoy es sobre un libro que me sacó de mi zona de confort y me llevó de paseo por un género que no suelo frecuentar: el terror. Estoy hablando de Los elementales, de Michael McDowell.

Sinopsis: “Después de un extraño incidente en el funeral de la matriarca Marian, las familias McCray y Savage esperan un tranquilo verano en la costa del golfo de Alabama, donde tres antiguas casas victorianas se elevan en la soledad de una playa abrasadora. Dos de las casas son habitables, mientras que la tercera está siendo invadida por la arena: entre sus paredes, algo desconocido se encuentra al acecho. Algo que ha atemorizado a varios miembros de la familia y que aún los persigue en pesadillas. Algo atroz que parece listo para atacar de nuevo… “

No voy a mentirles, compré este libro porque me enamoré de la portada.

A esta altura no se sorprenderán por leer esto, pero es importante aclararlo. Había ido a la librería por otro asunto pero quedé prendado de la belleza de este libro cuando lo vi por casualidad en una estantería. Ya había visto esa portada antes, en las redes sociales, pero nunca había visto el libro en físico y tampoco tenía idea de qué trataba. Le di una leída por arriba a la sinopsis y lo compré. What a sorpresa cuando empecé a averiguar y descubrí que se trataba de un libro de terror gótico.

No tengo ningún problema con el género terror en sí, pero nunca he leído nada que realmente me genere miedo o inquietud así que por lo general intento evitarlo porque no me llama demasiado la atención.

What a sorpresa, otra vez, cuando terminé AMANDO este libro.

Michael McDowell

Los elementales, como bien dice la sinopsis, nos cuenta la historia de dos familias vinculadas por el matrimonio de Dauphin Savage y Leigh McCray. Estas dos familias, tras el funeral de la madre de Dauphin, van a pasar unas semanas a Beldame, un remoto balneario en el sur de Estados Unidos aislado de toda civilización, donde hay tres casas idénticas de estilo victoriano. Una pertenece a los Savage, otra pertenece a los McCray, y la del medio ha estado deshabitada durante años y está semi cubierta por la arena.

Cuando comencé a leer este libro no me parecía la gran cosa. Tiene una introducción un poco lenta y confusa, porque cuesta identificar a cada personaje y su relación con los demás. Los que más me gustaron fueron India, Luker y Big Bárbara. India es la hija de Luker, nieta de Big Bárbara, una joven muy avispada e irreverente que será la protagonista de esta historia, quien desencadene todos los acontecimientos en su búsqueda de la verdad sobre la tercera casa. Luker, por su parte, me gustó porque tiene una personalidad similar a la de India, es un hombre moderno, relajado y de mente más abierta. Por último, Big Bárbara también me gustó pero por las razones opuestas. Es la viva imagen de la sociedad conservadora donde importa el qué dirán; una mujer dramática y en plena lucha contra su alcoholismo. Más allá de eso, me resultó un personaje bastante cómico por la relación con Luker e India y sus reacciones a la forma de vida despreocupada y liberal de su hijo y su nieta. Los demás personajes también tienen lo suyo, pero mis favoritos fueron esos.

Como dije antes, el principio es bastante introductorio. Si bien hay un suceso que es muy importante para el resto de la historia, las primeras páginas son para presentar a los personajes y las relaciones entre ellos. La cosa se pone interesante de verdad cuando las dos familias llegan a Beldame y se instalan en sus respectivas casas. Empiezan a ocurrir sucesos extraños, y para una mente moderna, curiosa y descreída como la de India, la única solución es investigar la tercera casa para desentrañar sus misterios. A pesar de que le dicen que se mantenga apartada e intente ignorar a la casa, la curiosidad es mayor y así India termina metida hasta el cuello en una serie de eventos inexplicables y aterradores que claramente no puede llevar a buen puerto.

Lo mismo ocurría con Beldame: allí no pasaba nada, no podía pasar nada. El clima definía los días: era un día caluroso o era un día no tan caluroso; llovía o parecía que iba a llover; o ayer había llovido pero probablemente hoy haría calor. India perdió rápidamente la noción de los días de la semana: el tiempo se dividía en breves y arbitrarios conjuntos de días calurosos y días lluviosos. Podría haber eliminado de su vocabulario las palabras ayer y mañana: porque ayer no había ocurrido nada que valiera la pena comentar hoy, y mañana no prometía ningún cambio respecto del presente. Transfigurada, como si mirara por la ventanilla de un tren en marcha, India contemplaba la vida en Beldame.

Poco a poco la tensión va subiendo, y una de las cosas que más me gustaron de este libro es la forma en que el autor utiliza los elementos para acompañar este aumento en la tensión narrativa. La arena, el calor y el paso del tiempo son los más utilizados. A medida que la historia avanza, los días se van haciendo más largos y calurosos, y la arena empieza a infiltrarse poco a poco en las otras dos casas, acechando a los personajes hasta el punto de que resulta imposible ignorarla y el propio lector se siente agobiado por esta presencia de naturaleza e intenciones desconocidas.

En resumen, porque no quiero revelar nada más y prefiero que lean el libro ustedes mismos, Los elementales es una obra muy bien lograda, donde se combinan personajes originales e inolvidables con una trama de suspenso y miedo a lo desconocido. Una historia atrapante donde el calor, la arena y el horror son los verdaderos protagonistas.

3 comentarios en “Reseña: Los elementales – Michael McDowell”

  1. Me gustan los de terror aunque hace tiempo que no leo del género. Me hizo recordar una película que vimos con Mauro en Netflix eso que sea la naturaleza la que agobie, ahora lo de la arena pah. Muy llamativo la verdad.
    Besotes!

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  2. Hola! Este libro está en casa porque papá se lo compró muy entusiasmado, y aunque no recuerdo si lo empezó o si le gustó o qué, la verdad es que confío en su criterio y ahora le sumo el tuyo. Tal vez se lo tome prestado en algún momento.
    Besitos!

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