Lector de mil historias

Reseña: La flor púrpura – Chimamanda Ngozi Adichie

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¡Hola lectores! Hoy vengo a traerles la que probablemente sea la última reseña del año, al menos de un libro. La flor púrpura es la novela que fue elegida como libro del mes en el #clubdelecturauy y definitivamente va a mi lista de mejores lecturas del 2017.

Sinopsis: “La joven Kambili, de quince años, y su hermano mayor Jaja llevan una vida privilegiada en la ciudad de Enugu. Viven en una hermosa casa y frecuentan un elitista colegio religioso, pero su vida familiar dista mucho de ser armoniosa. Su padre, un poderoso y respetado hombre de negocios, es un fanático católico que alienta expectativas de cariño imposibles de cumplir. Cuando los jóvenes visitan durante unos días a la cariñosa y atrevida tía Ifeoma en su humilde apartamento, descubren un mundo totalmente nuevo: el rico olor a curry que inunda el lugar, las continuas risas de sus primos, las flores exuberantes, la calidez, el respeto a las ideas, la libertad, el amor y la ausencia de castigos. Al regresar a su hogar, transformados por la libertad conquistada, la tensión familiar crece de forma alarmante. En La flor púrpura oímos la voz de una juventud que rechaza las prohibiciones que se ciernen sobre su vida y que ahogan a su pueblo. Un relato tierno, sereno y conmovedor sobre los lazos familiares, la pasión de la adolescencia y la represión, y que trasciende el paisaje de una Nigeria convulsa para cobrar un cariz universal.”


Voy a empezar diciendo que si este libro no hubiera sido votado como libro del mes en el Club de lectura, probablemente nunca lo habría leído. Lo había visto por ahí en instagram y youtube pero nunca me llamó la atención. Incluso cuando salió seleccionado como libro del mes asumí que no iba a leerlo, sin siquiera saber de qué se trataba. Luego decidí ponerme las pilas y lo conseguí, y lo leí en tres o cuatro días, justo a tiempo para la reunión del Club.
Chimamanda Ngozi Adichie
No sé como describir este libro. Podría decir que es una historia tranquila pero intensa, de ritmo sereno, los eventos son narrados en primera persona por la protagonista con una naturalidad que inquieta al propio lector pero a la vez lo atrapan y dan ganas de leer más y más. Como bien describe la sinopsis, esta es la historia de dos hermanos, Kambili (la narradora) y Jaja, que han pasado toda su vida bajo el yugo de un padre fanático religioso y violento, al punto de que prácticamente no saben sonreír, y hablan solo cuando se les pregunta algo. Y esto fue lo que más me impactó de la historia, la alienación de estos dos adolescentes. Y me gustó que se manejara este tema de forma bastante realista. No es que de un momento a otro hayan abierto los ojos y cambiaron sus vidas para siempre. El proceso es lento, en etapas. Estos adolescentes han pasado toda su vida considerando a su padre casi como un dios, un ser omnipresente y omnipotente que controla sus vidas hasta en los más mínimos detalles, que es capaz de los más severos castigos si no actúan de la forma que él desea, y que al mismo tiempo es un ser de extrema bondad y santidad. Por eso, descubrir que pueden llevar las riendas de sus propias vidas sin tener que complacer los deseos de nadie más que sí mismos, es un cambio radical y que lleva tiempo procesar. Estamos hablando de que todas las convicciones sobre las que se rige la existencia de estos personajes se derrumban, por eso es una transformación lenta, un cambio de mentalidad, una nueva forma de ver el mundo.
Los personajes están muy bien construidos y desarrollados. Jaja y Kambili me gustaron por igual. En ambos es palpable la tenaz influencia de su padre, en sus acciones y pensamientos. Pero sobre todo me gustó Kambili, porque claramente al ser la narradora podía ver todo lo que pensaba y sentía. Y es ahí donde más se ve reflejado lo difícil del cambio de mentalidad que sufren los hermanos. El padre puede molerla a golpes una y otra vez y Kambili solo piensa en hacer o decir cosas que lo hagan sentirse orgulloso de ella, en ganarse un abrazo o un gesto de aprobación de su padre. Estas cosas te hacen sentir una indignación increíble y te dan ganas de preguntarle a la protagonista si es estúpida o no se da cuenta de que ese hombre le está arruinando la vida. Y me encantó sentirme así de indignado, porque me doy cuenta de que es realista. Kambili no reacciona de inmediato, le cuesta desprenderse de esa mentalidad cerrada que ha tenido toda su vida. Incluso a veces siente deseos de que las cosas vuelvan a ser como antes. Y ni hablar de la madre. Eso sí es alienación pura, pero no voy a hablar mucho para no hacer spoiler.
En cuanto a Eugene, el padre de Kambili y Jaja, me pareció un personaje complejo y muy bien desarrollado también. Es un hombre con una fe ciega en la religión, su vida gira completamente en torno a ella. Fue educado por misioneros británicos, quienes le inculcaron de tal forma el cristianismo que terminó repudiando a su propio padre por venerar a los dioses de sus antepasados. Es un hombre muy estricto, manipulador, con aires de omnipotencia, la representación viva del machismo y el dogmatismo religioso. Es un personaje complejo ya que castiga brutalmente a su familia pero sin embargo es una persona caritativa, es el principal benefactor de su iglesia, vive dando limosnas y ayudando a las personas más necesitadas. Lo que nos hace preguntarnos el motivo de su doble moral. ¿Cumple con su papel de buen samaritano porque realmente lo siente, o lo hace como forma de expiación por la violencia con la que trata a su familia? ¿Por qué reacciona de esa forma cuando algo le disgusta? ¿Acaso no considera pecado atentar contra la integridad de su esposa e hijos? No sé, es un personaje odioso pero que tiene bastante para analizar.
Nsukka, Nigeria
Obviamente soy fan de la tía Ifeoma, amé su forma de ser, su fortaleza para sacar adelante su familia tras la muerte de su marido, es una mujer luchadora y amorosa que es capaz de cualquier cosa par proteger a
su familia. Amaka me gustó mucho también, ya que es muy parecida a su madre. Obiora y Chima no tienen tanto protagonismo pero también me gustaron. En cuanto al padre Amadi, me encantó su personaje, y su rol para “rescatar” un poco el papel de la religión. ¿Por qué digo esto? Porque si uno leyera solamente la historia de dos adolescentes atormentados por el fanatismo religioso de su padre, terminaría con un sentimiento de rencor hacia la Iglesia católica y la religión misma. Por todas las imposiciones culturales, las prohibiciones, los castigos, etc. Sin embargo, por ahí aparece el padre Amadi, un sacerdote que canta y juega al fútbol, y nos ofrece a nosotros, y a la propia protagonista, una nueva visión de la religión, más liberal, benevolente, y no tan dogmática como la representa Eugene. Al menos así lo sentí yo.
ofe nsala
En cuanto a la ambientación de la historia, me fascinó descubrir la vida en Nigeria de la mano de estos personajes. Me encantó conocer los lugares que se describían, las personas, las costumbres, ¡hasta las comidas! Más de una vez me vi obligado a interrumpir la lectura para googlear comidas que no conocía, como el fufú, el ñame, el ofe nsala, entre otras cosas. Realmente este libro fue una experiencia muy enriquecedora, jamás había leído a un autor o autora africano y para ser la primera vez estoy muy satisfecho.
En resumen, La flor púrpura es un libro excelente que habla sobre el dogmatismo religioso, el abuso y la violencia doméstica, y sobre el valor de la cultura frente a las imposiciones extranjeras. El final me dejó con gusto a poco, pero bueno, en general la historia es excelente. Puedo decir que estoy contento de terminar el año con una lectura tan buena como esta, que como dije al principio va seguro a mi lista de mejores lecturas del 2017 (probablemente mañana o pasado esté subiendo una entrada con esta dichosa lista). Creo que al final quise decir mucha cosa y terminó quedando todo entreverado pero bueno, espero que se entienda lo que quise decir sobre este libro.
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